domingo, 17 de julio de 2016

Las sociedades cosmopolitas



Escribí lo siguiente en respuesta a un comentario que recibí sobre mi publicación anterior.

Los tiempos más cosmopolitas de la historia eran también aquellos en que la diversidad de culturas y religiones nutría la sociedad como una entidad universal. Pienso en Diógenes que en el Siglo V BC se consideraba un “ciudadano del mundo”, es decir el opuesto a un patriota nacionalista.

Es interesante que uno de estos épocas era él de los moros en el sur de España, donde judíos, cristianos y musulmanes disfrutaban juntos de la jardinería, la arquitectura, la poesía, la música y las matemáticas. Fueron masacradas por Fernando III en 1492 con la conquista de Granada; después los moros tuvieron que esconderse y los judíos fueron obligados a convertirse al cristianismo so pena de muerte. (Algunos de estos conversos huyeron y se asentaron en Coro en Venezuela.) 

¿Cuándo es que los gobiernos requieran de la exclusividad de dogma y el patriotismo para mantenerse en el poder y extender su mando? Contestaría yo que es cuando estén más precarios. Un gobierno que rige sobre una población contenta y culta no necesita cultivar odios para mantenerse. 

El ateísmo, el Bible Belt y dogmas



Mientras preparaba mi desayuno dominguero y él de mis perros, vi un programa en CNNE, que aunque no puedo decir que vi completo ni con gran atención, ha dejado preguntas y algunas respuestas resonando en el cerebro.

Se trataba del ateísmo. En general en lo que pude ver, el reportaje lo presentó como un movimiento casi subversivo donde inclusive, un entrevistado no-creyente se escondió su cara e hizo que la reportera camuflara su voz por miedo a ser descubierto. El lugar no era Siria o Bangladesh, sino el "Bible Belt" en los Estados Unidos, es decir el sur del medio-oeste del país donde el fundamentalismo es rampante.

El ateísmo de los entrevistados era un problema existencial de abrumadora angustia. O lo proclamaban como una causa social/política con pancartas, panfletos y reuniones entre sus co-no-creyentes, o lo escondían con vergüenza y susto.

Además la reportera proclamó que el humanismo, el agnosticismo  y el pensamiento científico eran eufemismos para el ateísmo; esto era un error que pudiera haber corregido con un simple diccionario de bolsillo.

No sé si más me molestó la perspectiva del reportaje, o la evidente patología social de la fe (o no-fe, que también es una especie de fe) entre los participantes. 

Quiero terminar con una reflexión final: todos nos sostenemos con algún andamiaje de creencias enlazadas que hemos aprendido o adoptado para navegar la vida. El caso del “Bible Belt” es de extrema y arcaica morbosidad; el tribalismo de los dogmas es cotidiano, es algo que tenemos que enfrentar como algo malsano en todas nuestras culturas humanas.
 
Locations of visitors to this page