jueves, 8 de mayo de 2008

Iphigenia / Ifigenia


In this picture, Iphigenia is already disguised as a deer so that she can be saved from sacrifice. The address where the picture was copied from is at the end of this entry.

English

This is a modest continuation of my previous reflections. Ovido’s poetry, that I reproduce at the end of this entry, tells one version of Iphigenia’s sacrifice. In this interpretation she is saved by means of a miraculous mechanism - improbable even for pious Greeks- of "deus ex machina". We have to recognize that even the creators of myths have their sentiments: it is altogether too much tragedy.

But there are interesting elements here: war has its demands. When the powerful have prepared an army, they have to fight or loose control of the situation. Power has its own dynamics and they must be obeyed, even by the commanders. They become cogs in the mechanics of their own control. Agamemnon does not want to sacrifice his daughter, but he can no longer act as he would like to, and at the same time maintain his kingdom:

The king subdued the father; Agamemnon
Led Iphigenia to the solemn altar...


And Agamemnon is not alone. His priest also knows the price of authority and control. He was not about to loose as much as the king from the goddess’ supposed requirements, but he knew that the soldiers, in spite of their weeping, needed a sign from the king showing his will to go to war. Even Iphigenia herself offers her life obediently following the demands placed on her rank: noblesse oblige. Blood requires more blood in this imagery: the soldiers’ blood must be preceded by that of the royal family. It is interesting that Agamemnon does not offer his own life: his generals could have weighed anchor without him. The most vulnerable and weak figure of the family was selected.

To be continued….


Ovid: Metamorphoses
Book XII



A thousand ships were launched, and all the Greeks,
Banded together, followed, and they would have
Taken their vengeance sooner, but the storms
Made the sea pathless, and Boeotia held them,
Impatient, at the little port of Aulis.
When here, as always, they had gotten ready
Their sacrifice for Jove, just as the altar
Glowed with the lighted fires, they saw a serpent,
Blue-green in colour, creeping up a plane-tree
Above them, toward a nest, high up, which held
Eight fledglings. These, together with the mother,
Flying too close to her doomed brood, the serpent
Seized and devoured. Amazement seized the people,
But the augur Calchas saw the meaning clearly:
"Rejoice, O Greeks: we shall win the war, and Troy
Go down before us, but our task will be
Of long duration: the nine birds mean nine years."
Meanwhile the serpent, coiled around the branches,
Was changed to stone, and the stone kept the form
Of the twining serpent.
Nereus continued

Boisterous over the waves; he would not carry
The war across the sea, and there were people
Who thought that Neptune, who had built the walls
Of Troy, was therefore bound to spare the city.
Calchas knew better, and said so:"Virgin blood
Must satisfy the virgin goddess' anger."
The common cause was stronger than affection,
The king subdued the father; Agamemnon
Led Iphigenia to the solemn altar,
And while she stood there, ready for the offering
Of her chaste blood, and even the priests were weeping,
Diana yielded, veiled their eyes with cloud,
And even while the rites went on, confused
With darkness and the cries of people praying,
Iphigenia was taken, and a deer
Left in her place as victim, so the goddess
Was satisfied; her anger and the ocean's
Subsided, and the thousand ships responded
To the fresh winds astern and, with much trouble,
Came to the Phrygian shores.



Español

En esta imagen Diana (o Artemis) está en el proceso de salvar a Ifegenia del sacrificio. Se puede apreciar la nube que oculta el rescate de su padre, el sacerdote y los soldados. La dirección de donde copié la imagen puede verse al final de esta publicación.

Esta es una modesta continuación de las reflexiones anteriores, y la poesía de Ovido que cito a continuación cuenta una versión suavizada del sacrificio de Ifigenia. En esta interpretación ella se salva de la muerte por medio de un mecanismo milagroso -e improbable aun para los piadosos griegos- de “deus ex machina”, y hay que reconocer que hasta los creadores de los mitos tienen su corazoncito: es demasiado tragedia junta.

Pero hay elementos aquí que nos pueden llamar la atención: la guerra exige. Una vez que los poderosos hayan juntado un ejército listo para ir a combate, hay que pelear o perder el dominio de la situación. El poder reclama obediencia a su dinámica, aún para los mandatarios, y ellos se conviertan en los artefactos de la mecánica de su propio mando. Agamemnon no quiere sacrificar a su hija, pero ya no puede obrar según su voluntad y al mismo tiempo mantener su reino:

“El rey se sometió al padre: Agamemnon
Condujo Ifigenia al altar solemne…”


Y Agamemnon no está sólo. Su sacerdote también conoce el precio de la autoridad y mando. Claramente no perdería tanto como el rey con las supuestas exigencias de la diosa, pero sabe que los soldados, a pesar de sus llantos, necesitan un signo de parte del rey de su voluntad de seguir adelante. Ifigenia misma se ofrece obedientemente a las exacciones de su rango: noblesse oblige. Sangre requiere más sangre en este imaginario: la sangre de los soldados debe ser precedida por la de la casa real. Es interesante que Agamemnon no se sacrifica: sus generales podrían haber zarpado sin él. Se seleccionó la figura más vulnerable y débil de la familia.

Continuará….


Ovido: Metamorfosis
Libro XII

(Traducción libre, mía)

Mil naves fueron lanzados, y todos los griegos
Congregaron juntos. Hubieron
Tomado su venganza más pronto, pero las tormentas
Borraron los senderos del mar, y Boeotía los retuvo
Impacientes en el pequeño Puerto de Aulis.
Cuando aquí, como siempre, habían preparado
Su sacrificio para Jove, justo cuando el alter
Brillara intensamente con las llamas encendidas, vieron una serpiente
Azulverde en color, arrastrándose por un árbol
Hacia arriba, hacia un nido en las altas ramas donde había
Ocho pichones. Éstos, junto con la madre
Que volaba demasiado cerca a su cría condenada, la serpiente
Los agarró y los tragó. El asombro se apoderó de la gente,
Pero el adivino Calcas auguró el sentido claramente:
“Alégrense, Ay, Griegos: Ganaremos la guerra y Troya
Caerá ante nos, pero nuestra tarea será
De larga duración: los nueve aves significan nueve años.”
Entretanto la serpiente, arrollada en las ramas
Se tornó en piedra, y la piedra guardó la forma
De la serpiente trenzada,

Nereus continuó
Bullicioso sobre las olas; no llevaría
La guerra por el mar, y había gente
Que pensó que Neptuno, que había erigido las paredes
De Troya, quería salvar la ciudad.
Calcas sabía la verdad, y así dijo: “La sangre virgen
Debe satisfacer la cólera de la diosa virgen.”
El propósito compartido fue más fuerte que el cariño,
El rey se sometió al padre: Agamemnon
Condujo Ifigenia al altar solemne,
Y mientras ella quedó allí, preparada para ofrender
Su sangre casta, e incluso lloraban los sacerdotes,
Diana se doblegó, ocultaban los ojos de todos con una nube,
E incluso mientras continuaban con los ritos, confundida
Entre la oscuridad y el llanto de la gente que rezaba,
Ifigenia fue llevado, y un ciervo
Fue dejado en su lugar, así que la diosa
Fue satisfecha, tanto su propia cólera como la del océano
Se calmaron, y mil naves respondieron.
A los vientos frescos por la popa, con muchas dificultades
Llegaron a las orillas frigianos.


Reference / Referencia
Both images came from: / Ambas imágenes provienen de: : http://www.perseus.tufts.edu/cgi-bin/image?arch=1990.14.0278&type=vase
 
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