martes, 21 de enero de 2014

El odio político y la perversidad banal de los delincuentes



He estado pensando sobre la “estimulación del odio”. Es algo conocido, -desde la alocución funeraria de  Marco Antonio en la obra shakesperiana de “Julio Cesar” hasta el Holocausto, -desde las guerras del Viejo Testamento hasta el Apartheid, -desde el terrorismo de Al-Shabab hasta el trato que dan ambos lados en la guerra civil en Siria.

Y más cercano a casa, en las relaciones entre el gobierno y la oposición en Venezuela: el Presidente habla de armar la mitad de los venezolanos -la parte que él considera "pueblo"- para pelear contra la otra mitad de la nación que no es "pueblo" sino enemigo.

El odio político es una influencia importante en la violencia actual del país. Se lo han relacionado  con la violencia de las bandas armadas, y creo que hay un potencial muy peligroso para que el rencor y el resentimiento se expresen en confrontaciones armadas en las calles.

Pero después de leer el artículo de Alejandro Moreno* creo que hay que añadir algo que va más allá del odio y que es todavía más espeluznante. Habla de “crímenes sin suficiente motivación”; se trata de “una motivación banal y perversa…. lo que estamos descubriendo es que disparan y matan por matar”. Son todavía grupos reducidos de malandros que no pasan de 10 en un barrio de 8000 habitantes cuando mucho según Alejandro. No es un problema de pobreza, más bien es un problema de un gobierno que no impone consecuencias reales para los violentos, y el desarrollo sin presidentes del crimen organizado donde cierta gente en el poder se beneficia de la situación.

Acabo de leer: “Estado Delincuente” de Carlos Tablante y Marcos Tarre**. Lo recomiendo para quienes quieren entender el papel de la delincuencia en gran escala en Venezuela.

Referencias

*  Entrevista hecho por Venessa Davies en el Correo del Orinoco; no tengo la fecha.
**Tablante, Carlos y Tarre, Marcos (2013). Estado Delincuente. Caracas: La Hoja del Norte
 
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