sábado, 29 de mayo de 2010

Conversatio con el Dr. Carlos Beristain y otros comentarios sobre la violencia




esafortunadamente no pude asistir hoy al Encuentro Internacional de Constructores de Paz en el Centro Gumilla, pero tuve la oportunidad de escuchar al conversatorio sobre "Redes y acciones psicosociales en prevención y manejo de la violencia" que condujo el Dr. Carlos Martín Beristain, Universidad de Deusto.

El Dr. Beristain habló de diferentes formas de violencia, sobre todo aquellas que resultan de formas represivas de gobierno. Mencionó también algunas estrategias para reducir su impacto. Por ejemplo, dijo que es necesario acompañar a las víctimas, escucharlas, documentar sus siniestros y pérdidas, y trabajar en la reconstrucción física y social de sus vidas.

Uno de sus puntos tuvo que ver con lo que ocurre a los autores de la violencia política. No sólo participan los monstruos que planifican y ejecuten la barbarie. Mencionó la deshumanización las personas que sólo colaboran desde lejos con la destrucción y la muerte.

También Hannah Arendt (1967/2003) en su libro “Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal” subraya el proceso de “normalización” de actos “banales” donde la acción política en su conjunto se vuelve atroz, pero se escinde en tareas burocráticas como asegurar la comida, el transporte y (en el caso de Eichmann) los materiales de construcción de los campos de exterminio. Lo mismo ocurre en las manifestaciones actuales de las salvajadas; alguien tiene que construir la pista de aterrizaje, pertrechar la operación, hacer el trabajo de secretaria y contabilidad y así sucesivamente. El Dr. Beristain lo calificó de “masacre como trabajo”.

Habló también del horror como una táctica política de la polarización. Puede convertirse en un mecanismo para obtener y mantener el poder por medio del miedo y la des-humanización del Otro. Esto puede ocurrir en varios niveles, por ejemplo en la retórica que promueve el acto de violentar a otro ser humano. En otro lugar hablé (en inglés) de algunos de los aspectos retóricos que conducen a la polarización.

También una vez referí a otro mecanismo que se emplea para estos fines: las tácticas usadas para fomentar turbas que atacan a otros por razones étnicas. Por suerte en Venezuea esto no ha ocurrido.

Otro punto de interés es la existencia una demanda social para que haya violencia. Una vez escribí sobre esto: básicamente tiene que ver con nuestra necesidad de prepararnos para defendernos violentamente de los ataques que estamos seguros que sufriremos de parte de los grupos que nos dan miedo y los hampones que vendrán a quitarnos nuestras pertinencias. También castigamos con saña a los malhechores de la sociedad, sin pensar que son los portadores del síntoma y no la causa del mal. Una vez en las cárceles aprenden nuevas y más sofisticadas maneras de maltratar a otro y las usan contra nosotros, los mismos que les hemos enviado a ser castigados o recuperados para la vida compartida.

Fuente de la foto del "Caracazo"


Dos de los participantes en el conversatorio preguntaron sobre la “quiebra de la vitrina” que dejó visible a tanta violencia en Venezuela. Una persona fijó esta fisura en 1989 con el ”Caracazo". Yo la ubicaría en el mismo tiempo pero pienso que los disturbios de aquel tiempo eran más bien el resultado de un largo proceso de descontento político y fracaso administrativo en el país. La economía venezolana había gozado en un gran auge petrolero desde los años 70, pero además contrajo grandes deudas y hubo corrupción en todos los niveles. Cuando después la burbuja de bienestar se rompió y había que comenzar a pagar los compromisos, hubo una crisis inflacionaria y la moneda fue devaluada. Los gobiernos que siguieron este ahogo continuaron ciegamente con sus prácticas corruptas y no pudieron apaciguar las frustraciones y la desconfianza de los ciudadanos en las autoridades políticas. Hubo después del Caracazo dos intentos de golpe de estado y caos administrativo hasta 1999 cuando entró un nuevo presidente electo con una agenda autoritaria que tampoco ha podido manejar los desengaños, la anomia, la desesperanza y las inquietudes del público.

Y una de las respuestas ha sido la creciente desconfianza en el predominio de la ley y el empleo de métodos violentos de parte de ciertos sectores de la ciudadanía para conseguir sus fines.

Como resultado seguimos sufriendo constante y afónicamente de la paranoia y la exasperación.

Recursos:
Letra ornata: http://retrokat.com/medieval/leil.htm
 
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