martes, 20 de octubre de 2015

La muerte de un ser humano anónimo



Voy a contar esto cronológicamente.

Estuve en una cola de tráfico hoy por la Avenida El Estadio en la dirección hacia el Centro Comerical Los Chaguaramos. Hubo mucha presencia policial que pensé relacionada con la represión de la manifestación en la Universidad que ocurrió un poco más temprano. 

De repente de un Jeep saltó un oficial –no sé si de la policía o el ejército- vestido de extraterrestre, y pensé yo: -estos hombres deben sudar mucho, pobrecitos. Tenía una envoltura anti-bala completa y una máscara por la cual, a lo mejor, podría hacer radiografías o percibir la presencia de sus compañeros galácticos. 

Corrió en la misma dirección que iba yo más lentamente. Una media cuadra más adelante vi un hombre de civil, normal, de unos 30-40 años en el piso de la calle, boca abajo. No se movía, se veía muerto.

Quise llorar.  Sentí un duelo terrible por aquel hombre desconocido, una emoción acentuada por la desamparada humanidad de aquel ser humano, de franela y pantalón, acostado con su piel tocando el pavimento sucio. Su vulnerabilidad reñía con las armaduras de los oficiales protegidos y disfrazados por sus equipos de guerra. 

Ellos, sí, no tenían piel. 

 
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