martes, 5 de julio de 2022

English: Yet another shooting in the United States. Español: Otro tiroteo más en Estados Unidos

 

English: This is a reflection about America’s devotion to war weapons.

Español: Ésta es una reflección sobre la devoción que tiene Los Estados Unidos al armamento bélico.

English:

Yet another shooting in the United States. And this happened just shortly after another half-hearted attempt to control gun access. The problem is only partly gun access.

The United States has a long history of violence which has never been adequately faced: first there was the massacre of the first Indian populations, then slavery and its brutality, then all the subsequent wars that include the Mexican-American war from 1846 to 1848, the Civil War from 1861 to 1865, the Spanish-American war in 1898, World War I from 1914 to 1919, World War II from 1941 to 1945, the Korean war from 1950 to 1953, the Vietnam war from 1955 to 1975, the Bay of Pigs invasion in 1961, the invasion of Panama from 1989 to 1990, the Gulf (including Iraq) war from 1990 to 1993, participation in the Yugoslav Wars from 1992 to 1995, War in Afghanistan from 2001 to 2021, Iraq war 2003-2011, participation in the Syrian conflict from 2014 to the present, and participation with armament in the Ukrainian war in 2022. I have not mentioned numerous other skirmishes involving U.S. troops and armament.

It has become a way of life, that has made the arms industry into the most powerful political interest in the country. Whole sectors of the population cannot imagine themselves without their personal arsenals. There are shops in every town that sell war-grade weapons to the general public.

After World War II Germany went through a soul-searching examination of their part in the horror of that period. This introspection continues today. But the United States has never had to reconsider their devotion to armed hostilities and weapons.

Español

Otro tiroteo más en Estados Unidos. Y esto sucedió un poco después de otro intento -poco entusiasta- de controlar el acceso del público a las armas de grado militar. Creo que la facilidad de obtener estas armas es sólo una pequeña parte del problema.

Estados Unidos tiene una larga historia de violencia que nunca ha sido enfrentada adecuadamente: primero fue la masacre de las primeras poblaciones indígenas, luego la esclavitud y su brutalidad, luego todas las guerras posteriores que incluyen la guerra mexicano-estadounidense de 1846 a 1848, la Guerra Civil de 1861 a 1865, la Guerra Hispanoamericana en 1898, la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1919, la Segunda Guerra Mundial de 1941 a 1945, la guerra de Corea de 1950 a 1953, la guerra de Vietnam de 1955 a 1975, la invasión de la Bahía de los cochinos cerdos en 1961, la invasión de Panamá de 1989 a 1990, la guerra del Golfo (incluido Irak) de 1990 a 1993, la participación en las guerras de Yugoslavia de 1992 a 1995, la guerra de Afganistán de 2001 a 2021, la guerra de Irak de 2003 a 2011 , participación en el conflicto en Siria desde 2014 hasta el presente, y participación con armamento en la guerra de Ucrania en 2022. No he mencionado muchas otras operaciones militares que involucran tropas y armamento de los Estados Unidos.

La guerra se ha convertido en una forma de vida, que ha transformado a la industria armamentista en el interés político más poderoso del país. Sectores enteros de la población no pueden imaginarse sin sus arsenales personales. Hay tiendas en cada pueblo que venden armas de guerra al público en general.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania pasó por un examen profundo de su parte en el horror de ese período. Esta introspección continúa hoy. Pero Estados Unidos nunca ha tenido que reconsiderar su devoción por las hostilidades armadas y las armas.

 
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