domingo, 20 de enero de 2008

Una carta de amor


Only Spanish this time / Sólo español







Mi nieto Eduardo a veces me manda desde Francia cosas que ha escrito, y esta vez su envío trató de una carta hermosa, no a mi, sino a alguien que ahora envido. Me dio permiso para compartirla:

"París tiene cuarenta y tres millones setecientas veinte mil ochocientas cuatro ventanas, cuatrocientas treinta y cinco mil trescientas dos escaleras, doscientas mil obras de arte, seiscientas fuentes, veinte mil doscientas veintidós estatuas, seis millones de granos de café, veinte mil máquinas para molerlo. París tiene dos millones de carros, cuatrocientos mil aromatizadores, el mismo número de CRS. París tiene galerías, frío, calles angostas, restaurantes caros, bistrós de mala muerte, autobuses modernos, calles para los autobuses, calles para los taxis y las ambulancias, tiene gente a pie, en bicicleta, tiene periódicos que la gente devora, tiene libreros que la gente adora; París tiene luz, puentes, noches lunas, vestidos, zapatos, correas; París tiene sexo en las azoteas, tiene droga en los subterráneos, tiene amor, vida, recuerdos, turistas japoneses; tiene ricos, tiene pobres, tiene carpas y casas en remodelación, tiene corredores, paseos sobre el Sena, películas de hombres caminando, tiene cantantes, conciertos, mendigos, orine; tiene salidas del metro en hierro retorcido, mujeres en falda, con pantalón, con blusas, con zapatos, con medias, con arte, con collares, con perlas, con guitarras, con cigarros, tiene italianos, italianas, tiene a sus hijas y a sus hermanas; tiene a novios y a novias, tiene las nubes, el sol que no calienta, el alcalde que piensa en la playa, la población que piensa en regalos, que sube escaleras, que mira por las ventanas, que busca pinturas, que llora en las fuentes, que ríe de los falos diminutos de las estatuas griegas, que toma café, que llora con el precio de los molinos para granos, que se esconde de los carros, que suspira de pobreza delante de las tiendas de aromatizantes. París tiene vida, tiene comida, tiene edificios viejos, nuevos, de pocos metros cuadrados, tiene castillos clásicos, casas barrocas, tiene palacios, tiene museos; tiene una historia, que es mi historia en la ciudad luz.

"¿Por qué mi historia sobre París sería distinta de todas las otras historias de París escritas por extranjeros? Porque no va ser una descripción de enamoramiento, ni de edificios, ni de discusiones, ni de absolutamente nada que haga a París, París. Va a ser un viaje, un viaje en bus, a pie, en bicicleta para llegar a ningún lado, seguramente a un bus, que me haga caminar para tomar una bicicleta y quién sabe si me permita adentrarme en el oscuro subterráneo, cuna de tantas fantasías. Pienso en los hermanos Cohen quienes creyeron que el mejor lugar para describir el primer arrondissement de París era el metro, yo creo lo mismo, pero creo que el metro es a donde se tendría que llegar, es lo que lo termina todo y lo que lo vuelve más misterioso. Los rieles tragan el misterio de las calles y lo diluyen en el beso de la pareja del andén.

"Llegué a la gare Montparnasse a las diez de la noche. Las escaleras de los andenes son angostas. Escaleras angostas, calles angostas. En París el frío baila con el viento, salta emocionado con la luz. El equipaje se duerme esperando en las estaciones del bus. París muestra sus curvas, se deja ver en movimiento; París se toca en cada paso, en cada vuelta de la rueda. París es una calle peatonal, es un viejito saludando, una familia conocida, son los abuelos putativos, es el whisky caro, es el abrazo que emociona. París es una bicicleta en una casa de recuerdos, es un caucho pinchado, es una cena hasta tarde, es un libro por la noche. París es un sueño corto, es un amigo antiguo, es una tarde por los bordes del Sena, por las calles antiguas, por las parejas emocionadas, por los chismes perdidos; es un río de colores, es una tienda impagable, es un saludo a la hija de Ingrid Betancourt delante de una catedral para turistas. París es el griego mal hablado, es la chaqueta sobre la silla, es la discusión entre amigos. París son las mujeres de la mesa de al lado, son las miradas cómplices, son los nervios. París es el amor perdido, es la mujer en cada esquina, es la noche por la tarde, es el humo de la boca, son los labios resecos, es la luz, es la gente, son los chinos, los árabes, los latinos; son las tiendas, el mar en Les Halles, el hielo de las fuentes, el metro que calienta. París es un viaje en metro, es la separación, los números intercambiados, las promesas para el próximo viernes; son los amigos que prometen, es la soledad que piensa, es la mujer que se dibuja, es la navidad que se acerca. París son los zapatos que siguen el compás del tren, es el frío en cada estación, son las puertas, las salidas. París es la gente que se acerca, que se saluda, que se busca, que se roza, que se siente, que se quiere, que oye el pito de cierre de puertas, que se va para otro lado, que suspira por el frío, que suspira de alegría, que suspira por la vida, que recuerda malos días, que augura buenos tiempos. París es volver con los viejos, es hacer sus maletas, es volver al autobús, es llegar; es comer con otros viejos. París es despertarse con su familia, hablar con ellos, verlos, buscarlos, quererlos; París es pensar en mujeres, es hablar de amores con el hermano, de presente con el padre, de recuerdo con los dos. Es la FNAC, es ver adulterios para cansarse, es pensar en libros para enamorarse. París es el cliché, son los viejos en las avenidas jugando petancas, maldiciendo a la vida, hablando de aquellos días; son tiendas de televisores baratos, son colecciones de laguiolles desordenadas, son compras locas de navidad, es Nature et découverte bajo el cielo de arena fundida de la place d'Italie. Es volver a la casa, es salir de casa, es llegar a una fiesta de conocidos, es la cena. Es un mensaje de navidad a barraco sin mayúscula, es pensar en Barraco nada más. Es cada nota del concierto maravilloso del padre del dueño de casa.

"Escuché el violín a la una de la mañana. Nunca sabré porque pensé en ti oyendo el concierto. Escuchando pensé en ti, porque pensé en tu carta. Pensé en ti porque pensé en París. París es eso, París es un concierto en las manos de un artista. Es un sonido. Es cada vibración de las cuerdas.

"París es tu carta, París eres tú. París es tu beso en los andenes del tren, es tu historia porque así quedó en mi cabeza, porque así lo quise, porque así terminó siendo esta carta de Navidad. Porque tú eres todo lo que hace a París, París.
En una frase,

"Mi París, es tu historia, tú historia en la ciudad luz..."




Referencia: Imagen de la boulangerie, http://www.amazon.com/Paris-Boulangerie-Patisserie-Thirteen-Outstanding-Bakeries/dp/images/0517224909

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