domingo, 28 de noviembre de 2010

The Matador



Fuente de la foto del "sniper"


Acabo de ver una película en Film and Arts del genre llamado "humor negro"; se trata de The Matador con Pierce Brosnan y Greg Kinnear. Tengo que admitir que esté bien hecho, pero con ella me he dado cuenta que ya no conozco al mundo.

El cuento podría haber sido interesante: se desarrolla un encuentro entre dos hombres: uno es un joven negociante, Danny (Kinnear), cuya vida se ha marcado en los años recientes por mala suerte y aún tragedia, pero en general tiene una vida “normal” y una amante esposa. El otro es un glamoroso sicario que ama su trabajo y tiene el caminar rítmico de los vencedores. La repentina amistad entre ellos se desarrolla entre chorros de alcohol en un hotel de lujo en México.

Un evento prosaico desata una crisis en la vida del sicario Julian (Brosnan): está de cumpleaños y no hay nadie para celebrarlo con él: los nombres que aparecen en su libreta telefónica señalan conocidos que ni se acuerdan de él. Se acude tristemente al bar del hotel y habla con un extraño que resulta ser Danny. En los días siguientes revela, como una hazaña emocionante, su modo de vida. Inclusive asemeja su profesión al del matador de toros donde asevera que la bestia muere en la dignidad de lucha, y que ella es igual al acto de asesinar a una persona. Dice que liquidar a un ser humano le da "nobleza" a la víctima. Danny queda entre espeluznado y hechizado.

Que quede claro que considero la corrida como un espectáculo triste. Pero hay que admitir que tenga el respaldo de una filosofía de combate. Dice Francis Wolff :

"El toro no es tratado como una bestia nociva que podemos exterminar ni como el chivo expiatorio que tenemos que sacrificar, sino como una especie combatiente que el hombre puede afrontar. Tiene, pues, que ser con el respeto de sus armas naturales, tantos físicas como morales. El hombre debe esquivar al toro, pero de cara, dejándose siempre ver lo más posible, situándose de manera deliberada en la línea de embestida natural del toro, asumiendo él mismo el riesgo de morir. Sólo tiene el derecho de matar al toro quien acepta poner en juego su propia vida. Un combate desigual pero leal: las armas de la inteligencia y de la astucia contra las del instinto y la fuerza."

La Fiesta del Toro tiene raíces muy, muy antiguos, arraigados en valores básicos: la diferencia entre la bestia y el humano, entre la matanza, el sacrificio y muerta con honra y, como señala Wolff, entre la inteligencia y el instinto. Son valores civilizatorios que, ritualizados, distinguen entre la cultura y la barbarie.

Es posible que necesitemos una ceremonia de la matanza para contenerla. No sé, porque personalmente rechazo ritos que producen dolor para cualquier ser, pero evidentemente nuestra época trivializa el asesinato hasta convertirlo en "humor negro" y obseno, porque carecemos de rituales apropiados para entendernos emocionalmente con el. Y también es evidente que películas como The Matador son tristes evidencias de estas carencias.

No voy a contar toda la trama de la película "The Matador". Pero al final y años más tarde, Danny acaba ayudando a Julián a matar alguien, un ser desconocido por aquel, sólo para socarrar al “amigo”, sin ninguna preocupación por el hecho de quitarle la vida a un ser humano.

Es pavoroso. No por el cuento, que podría haber sido una interesante exploración de lado oscuro de nuestras agresiones, sino porque todo parece tan “normal”; Danny simplemente ayuda a su amigo en el espíritu fraternal de la amistad. Vivimos en una era en que nuestros gobernantes apoyan a la tortura y eliminan físicamente no sólo a sus enemigos sino a todos que podrían estar con ellos en el momento de mandarles un ataque por drones.

Todo esto no es gratis. La pregunta es: ¿estamos pagando por haber trivializado nuestra agresión en el pasado, o estamos preparando una nueva era pavorosa para nuestros nietos?

                                              Fuente de la foto

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