domingo, 13 de febrero de 2011
Responsabilidad individual y totalitarismo
Fuente del retrato de Hannah Arendt
De Nuevo estoy leyendo Hannah Arendt, una pensadora cuyo trabajo es más actual que nunca. En particular leo, “Responsabilidad y juicio”, que tiene que ver con la responsabilidad de los individuos que cedieron a, o que participaron activamente en el régimen Nazi de los años 30 y 40 del Siglo XX.
Miramos hacia atrás y decimos “Nunca más”, pero no es tan fácil. Reconocemos al Fascismo ahora como una forma particular de poder. Pero mientras algunas encarnaciones de esta doctrina crecen de nuevo entre nosotros al nivel mundial, reaccionamos a ciegas. Como dijo Arendt sobre lo que pasó en aquel entonces: “Teníamos que aprender todo desde el inicio... …” (p. 47). En los años 30 los alemanes carecían de las categorías necesarias para entender lo que ocurría.
Nosotros, por otro lado, tenemos todas las categorías que necesitamos, pero no sabemos cómo reaccionar a las diferentes totalitarismos que crecen casi casualmente a nuestro alrededor. Resistimos como jugadores de tenis que devuelvan pelotas a sus oponentes, pero no pensamos en las reglas del juego.
¿Cuales son las pelotas que “ellos” nos arrojan?
Para nombrar unos cuantos:
-el derecho a Habeas Corpus va desapreciendo en el mundo: es particularmente notable en las viejas democracias;
-crece la violencia política;
-muchas guerras en el mundo no tienen motivos viables* que las justifican;
-los gobiernos tienen menos transparencia con cada década que pasa. La reacción de los que están en el poder a las publicaciones de Wikileaks atestigua esto.
Arendt dice que los ciudadanos ordinarios actuamos como meros dientes en las ruedas de una maquinaria pesada. Mantenemos los sistemas en funcionamiento, aún los más inmorales. Nosotros, los ciudadanos-dientes somos prescindibles: nuestra responsabilidad es: “un asunto marginal” (p. 51).
Sin embargo cada funcionario es un ser humano. Y por esta razón en el juicio de Eichmann en Israel, años después del Tercer Reich, se le podía preguntar:
“¿Cometió Ud., un individuo con un nombre, fecha y lugar de nacimiento, identificable -y por esta razón no prescindible, los crímenes por los cuales le acusan? Y ¿por qué lo hizo?” (p. 52)
Arendt señala: “…si uno quiere definir una burocracia… como una forma de gobierno – es un régimen de oficinas, en oposición a un régimen de hombres… burocracia desafortunadamente es un régimen de nadie, y por esta misma razón es la forma menos humana y más cruel de gobernar” (p. 52).
Eichmann proclamó sus inocencia porque no era sino un “diente”. Pero se puede preguntar: “¿Por qué se convirtió en uno?
Justo como Eichmann, todos tenemos que decidir en algún momento. Y esto nos hace responsables. Aunque, como anota Arendt, nacemos dentro de un mundo que ya existe.
*Nota: Personalmente no puedo pensar en ninguna guerra que realmente fuera "necesaria". Aun la Segunda Guerra Mundial podría haberse evitado si los vencedores de la Primera hubiesen usado algo similar al Plan Marshall. El descontento en Alemania se hubiera canalizado por vías no tan fascistas.
Referencia: Hannah Arendt. Responsibility and Judgment. Editado con una introducción por Jerome Kohn (New York: Schocken, 2003).
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