jueves, 19 de diciembre de 2013

Una vivienda saludable



He tenido varias conversaciones con personas que estimo sobre "el derecho a la vivienda" y al final he llegado a la conclusión que, tal como está propuesto, la existencia o no de dicho derecho no puede resolverse: o las personas creen que exista o no lo creen.

Este es un tema muy discutido ya que por un lado hay gente que considera que se trate de un derecho inalienable del ser humano; por otro hay quienes piensan que la vivienda debe ser un logro personal, que cada quien debe procurar la suya y no depender del Estado. Es su opinión, además, que se trata de una meta inalcanzable por Estado alguno.

Por esta razón he decidido cambiar de enfoque: en vez de derecho hablaré del bien común.

Quisiera discutir brevemente este problema desde un punto de vista práctico de la salud en vez de derechos legales. Tengo que hablar de los efectos a mediano y largo plaza de la carencia masiva de moradas higiénicas, y lo voy a hacer haciendo referencia a un área de importancia: la salud pública y las pandemias.

 Salud pública y las pandemias

A veces pensamos que los problemas de los demás no nos tienen que afectarnos en lo personal, que ellos no desbordarán ni las fronteras nacionales, ni los muros que construimos alrededor de nuestras casas particulares.  Sin embargo parece que no es así: quiero mencionar tres enfermedades: la Poliomielitis, la tuberculosis y el mal de Chagas, que son patologías que, sí, pueden traspasar barreras y acercarse a las personas más protegidas, a pesar de las vacunas, las drogas y las insecticidas que rociamos alrededor para protegernos. Son enfermedades que viajan con muchísima facilidad y son difíciles de controlar.

La poliomielitis

Gracias a la posibilidad de vacunación, la polio está quedando reducida a algunos enclaves identificables y reducidos. Esto evidentemente se debe a los programas de vacunación, pero hay zonas donde las campañas de vacunación se ven con sospecha, como en ciertas partes de Afganistán y Pakistán. Según el Polio Global Eradication Initiative, este año (1):

-En Afganistán, no hay casos endémicos de la enfermedad; todos provienen del contagio desde Pakistán.
-En Nigeria, el virus se restringe geográficamente a ciertos estados provinciales.
-En Pakistán, el foco principal es endémica, y se encuentra en las zonas tribales (FATA), en particular en Waziristan del norte, aunque exista también la transmisión de persona-a-persona a través del país.

Estas son zonas donde las condiciones precarias de vida y los prejuicios contra la vacunación han demorado la erradicación de la dolencia.

Es peor ahora en Siria, donde el sistema nacional de salud siempre ha controlado la transmisión del virus silvestre (wpv -confirmado por el WHO en 1999 -referencia 2-); ahora aparece en los campos de refugiados y entre las demás personas que se han quedado sin hogar debido a la guerra civil. Muchos viven en carpas con otras personas –puede haber veinte individuos bajo el mismo “techo”. Ha habido un importante repunte del contagio y de la transmisión a lugares aledaños; además de la tragedia que esto significa para las víctimas, la propagación del mal señala un problema al nivel global, nuevos focos de infección aparecen debido a las migraciones, y pueden resultar a la larga en el afianzamiento del wpv en los países vecinos; además pueden seguir su transmisión a otros lugares más lejanos.

En este problema de Siria hay tres factores de cuidado: a) la interrupción de la vacunación, b) las condiciones insalubres que sufran los refugiados y c) la migración de millones de personas algunas de las cuales están infectadas o que son portadores. El contagio aumenta cuando pésimas condiciones sanitarias y de vivienda combinan con la reducción de las resistencias naturales de las personas estresadas por su situación.

La tuberculosis

El problema de la tuberculosis (TB) es mucho más serio que la polio debido a dos razones: a) igual a la polio la TB se contagia con mayor rapidez en condiciones de pobreza en que las personas tienen que vivir en proximidad con condiciones sanitarias deficientes, y b) existe una tendencia del patógeno a mutar y luego quedarse inmune a las drogas principales que se usan para contralo. Haití tiene la más alta tasa de TB en las Américas. (3) Añadido a esto y a causa de la pobreza de la isla, existen migraciones importantes de haitianos hacia todo el mundo. En Montreal, Canadá, la inmigración desde Haití significó 18.5% de todos los casos de TB, y en Nueva York 5%. (3) Algunos de estos casos son resistentes a las drogas empleadas hoy en día, y hay evidencia que en los últimos veinte años dicha resistencia aumenta en esta población, especialmente después del terremoto de 2010, dadas las condiciones de vida que prevalecen allí aún hoy en día.

Esto nos conduce de nuevo a una reflexión sobre las condiciones de vida: ambas características de la TB –el hecho de florecer en condiciones de insalubridad y aglomeración, y su capacidad de mutación- se aumentan cuando las condiciones de viviendas son indeseables y cuando los tratamientos son incompletos o esporádicos. Y como en el caso de la polio, estas circunstancias no afectan sólo a los pobres y los desafortunados allí en sus carpas de rescate, sino a otras personas a miles de kilómetros de distancia.

Mal de Chagas

El vector de la enfermedad de Chagas es un insecto del tipo triatómicos, que en Venezuela comúnmente se llama el “chipo, y la causa directa es el parásito protozoario Tripanosoma cruzi. La infección ocurre cuando el insecto pica a un mamífero y le pasa el parásito. Es uno de los mayores problemas de salud en América del Sur. En Venezuela se estima que 6 millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad (4). En una población que no alcanza 30 millones, esta cifra es alarmante.

Frecuentemente el control de vectores ha sido concebido en términos de intervenciones físicas (y supuestamente aisladas), por ejemplo, la eliminación de vegetación o el rocío de insecticidas en los ambientes afectados. Este tipo de intervención puede tener efectos dañinos que incluyen la exterminación, no sólo de los vectores de enfermedades particulares, sino la aniquilación de diversas poblaciones de insectos. Especialmente, las prácticas que emplean agentes químicos pueden disminuir la biodiversidad, tanto en términos ecológicos en general, como en términos prácticos, por ejemplo con relación a la necesidad de preservar los insectos polinizadores para la agricultura. Otro de los efectos secundarios de esta práctica puede ser la contaminación de las fuentes de agua utilizadas para el consumo animal y humano.

La principal profilaxis para evitar contagio es vivir en una casa limpia, ventilada, iluminada y de techo y paredes lisos. Según Briceño-León (5) se trata de una enfermedad que tiene que ver con las condiciones ambientales y sociales. El vector habita zonas selváticas pero cuando las casas de los humanos se construyen en su hábitat, el insecto coloniza la vivienda. Allí pasa el día en las grietas –como en las paredes de bahareque- y sale de noche a alimentarse sobre quienes duerman allí.

La casa enferma –título de libro de Briceño-León- cuenta como la enfermedad se relacionaba históricamente con las condiciones de pobreza en los campos, sobre todo con los techos de paja y las paredes y  pisos de lodo seco. Ahora los vectores están también en las ciudades, y aunque ayude tener la propia casa limpia, no hay garantías contra el movimiento del chipo. Hoy en día hay vectores infectados en la zona de Caracas, traídos en gran parte por la inmigración a la ciudad. Han llegado tan al norte que los Estados Unidos.

Reflexiones finales

Las tres enfermedades revisadas aquí tienen dos factores en común: a) se afianzan y se multiplican en condiciones de pobreza o emergencia social, sobre todo en viviendas precarias y b) se transmiten luego por varias vías, principalmente por las migraciones humanas. Una vez que la dispersión ocurra es difícil aunque no imposible detenerla, y mientras tanto se aumenta la vulnerabilidad de las personas de clase media  que pueden vivir a miles de kilómetros de distancia a pesar de los muros que se construyan y el aislamiento que se intente levantar alrededor del espacio personal de cada uno.

Tal vez la mejor protección para todo el mundo sea la generalización de viviendas sanas, aunada, claro, a campañas de vacunación y tratamientos. Es decir, no podemos huir del malestar ajeno. Nos conviene a todos cuidar la salud de nuestros vecinos.

Con relación a las obligaciones del Estado para facilitar viviendas adecuadas para todo el mundo, podemos hacer un par de reflexiones.

Primero, el costo de curar a los enfermos, prevenir pandemias y reglamentar las migraciones es muy grande. Es de argumentarse que la facilitación de viviendas en buen estado es al final una medida económicamente aconsejable. Segundo,  la solución no es necesariamente que el Estado asume toda la cuenta y regale las casas a las personas que las necesitan: puede haber –entre muchas otras alternativas-: a) posibilidades de préstamos a largo plazo para adquirir viviendas construidas por compañías privadas, b) cooperativas de construcción compartida, c) viviendas de bienestar gubernamental que se venden a los propietarios y d) la organización de proyectos supervisados de autoconstrucción.

Referencies
1     1.     Polio Global Eradication Initiative (2013). Accesible en la página Web: http://www.polioeradication.org/Dataandmonitoring/Poliothisweek.aspx
        2.     The Henry J. Kaiser Foundation. (2013). WHO Investigates Possible Polio Outbreak In Syria; Virus Continues To Spread In Pakistan, Afghanistan, Horn Of Africa.   Accessible en la págia Web: http://kff.org/news-summary/who-investigates-possible-polio-outbreak-in-syria-virus-continues-to-spread-in-pakistan-afghanistan-horn-of-africa/
        3. Ocheretina O, Morose W, Gauthier M, Joseph P, D’Meza R, Escuyer VE, et al. Multidrug-resistant tuberculosis in Port-au-Prince, Haiti. Rev Panam Salud Publica. 2012;31(3):221–4.  Accesible en la página Web: http://hal-riip.archives-ouvertes.fr/docs/00/70/83/82/PDF/Reprint.pdf
        4. Avilio Méndez Flores (s/f). Mal de Chagas. Blog Ciencias Médicas. Accesible en la página Web: http://blog.ciencias-medicas.com/archives/1718 
        5. Roberto Briceño-León (1990). La casa enferma. Fondo Editorial Acta Científica y Consorcio de Ediciones Capriles.

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