sábado, 14 de marzo de 2020

Vietnam ahora y antes



Esta mañana vi un programa en la CNNI dedicado a la economía exuberante de Vietnam. Incluía entrevistas, preciosas tomas visuales de Hanói y los campos y una voz “en off” que iba explicando lo que estábamos viendo. El desarrollo del país es impresionante desde todos los puntos de vista.

Pero me quedé espantada. La voz “en off” nos señalaba ciertos beneficios del colonialismo francés (por ejemplo, haber sembrado café, que ahora es un gran negocio en el país). Asombrosamente decidió ignorar la  guerra de los años 60 del Siglo XX: ni la mencionó. Al final de la transmisión, sin distraerse por aquella gigantesca tragedia, se enfocó directamente en la prosperidad actual.

La guerra fue espantoso. La destrucción de campos y ciudades fue total. Napalm caía de los aviones, miles de soldados y civiles morían y el país quedó sin recurso alguno.  

Ideólogos bajo la presidencia de Lyndon Johnson y Richard Nixon como Dean Rusk, Robert McNamara, Henry Kissinger,  y James Schlesinger, y los generales como Alexander Haig, Creighton Abrams y Frederick Wayland, tenían el propósito de salvar el mundo del comunismo por medio de la aniquilación total de esta nación y su gente. El general estadounidense, Curtis LeMay, famosamente dijo: “Los bombardeáramos  hasta que regresen a la Edad de Hierro” (We're going to bomb them back into the Stone Age”). 

¿Quién se acuerda de estos criminales de guerra ahora?

Al mismo tiempo el gobierno enviaba muchachos estadounidenses allá para morir o quedarse lastimados para siempre en cuerpo y alma. En aquellos días hubo una política de recluta entre la población joven y muchos fueron enviados contra su voluntad a pelear. Dos compañeros de mi promoción en el liceo murieron en Vietnam. Otros huyeron de la recluta para quedarse viviendo en lugares como Canadá. Algunos soldados desertaron y quedaron viviendo en países como Venezuela hasta la amnistía en los años 70. Había una enorme movilización en la población en oposición a la guerra, pero no ella sirvió para cambiar la dirección bélica del país. La mayoría de nosotros participábamos en manifestaciones contra la guerra. Era algo que marcó mi generación.

Al final la guerra terminó en una simple derrota militar: los oficiales militares y el personal de la embajada en Hanói terminaron luchando a empujones para poder subir a los helicópteros de rescate que quedaban estacionarios en el aire arriba del techo del edificio.  

Por esto me duele que ahora haya quedado como un vacío histórico que nadie quiere ni mencionar. ¿Qué piensan los estadounidenses que visiten Vietnam? ¿Cómo pueden justificar tanta destrucción? ¿En nombre de qué? Tal vez ni siquiera se acuerdan.

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