domingo, 30 de noviembre de 2025

Antecedentes de las guerras de las colonias en América

 

K. Cronick

Hay que buscar las causas de los malestares sociales en la historia de las naciones y las culturas. Desde el inicio de la historia escrita (y legendaria) el control social ha sido manejado por los reyes, emperadores, conquistadores y dictadores. Ellos se apoyan en seguidores complacientes quienes se han beneficiado con títulos, fortunas y un cierto rango de poder personal y ancestral. Dados estos beneficios, ellos resisten los reclamos de sus súbditos para cualquier forma de cambio. Además, entre los mismos seguidores existe una especie de memoria social que a veces conserva los sistemas de micro privilegios que dan la religión, la raza y la nacionalidad.

Por estas razones el gesto independentista en la América hispánica era ideológica y políticamente complejo. Es necesario revisar la historia de las ideas y de los conflictos bélicos que han afectado la región para entender por qué la independencia en las Américas Españolas no condujo a repúblicos democráticos y autogestionarios. A continuación, en este breve ensayo, revisaré estas enmarañadas historias para intentar desenredar las ideologías y la memoria de las conquistas para poder entender, no sólo estos acontecimientos, sino sus consecuencias.

En contraste con la lucha anticolonial de los Estados Unidos, en el sur hubo poco del componente libertario -en los sentidos originales de Locke, Voltaire, Rousseau y Montesquieu-.[1] Estos filósofos sentaron las bases tanto para la Declaración de Independencia estadounidense como en su posterior Constitución, documentos que se fundamentaron en ideales como derechos naturales y  gobiernos limitados, la separación de poderes, la libertad de expresión y tolerancia, y el contrato social y la soberanía popular.

Después del éxito de la independencia de estas colonias británicas, y la adopción de la Constitución de los Estados Unidos por la Convención de Filadelfia el 17 de septiembre de 1787 y su ratificación por los estados individuales a partir de 1789, hubo movimientos libertarios en otros lugares como Francia que influyeron en el desarrollo de los movimientos en las colonias hispánicas. Sin embargo, la Revolución Francesa, que comenzó con la Declaración de los Derechos Humanos (26 de agosto de 1789), terminó con Robespierre, el reino de terror de los Jacobinos y las guerras napoleónicas. Es importante revisar estos tiempos en Francia para entender los movimientos separatistas de América Latina. Haremos un breve repaso de estas historias.

Desde el comienzo hubo mucha oposición a la idea de construir una democracia libre en Francia. Primero, los que se oponían a la monarquía francesa tuvieron que confrontar la amenaza de guerra de parte de los reinados circundantes como Prusia y Austria que defendían a la corte de Luis XVI. Luego hubo también amenazas de Rusia, España, Holanda y Cerdeña. París se militarizó frente a las amenazas, tanto las del exterior como de los conflictos internos entre las diferentes fuerzas monarquistas y revolucionarias. Como resultado, tuvo varios gobiernos en la última década del Siglo XVIII, comenzando con una monarquía constitucional bajo la Constitución de 1791; esta administración se convirtió en la Primera República Francesa a partir de 1792. Luego hubo diferentes fases, terminando con la Convención y el Directorio.

Napoleón Bonaparte, un militar que ascendió en los rangos castrenses durante los tiempos revolucionarios, ganó prestigio en 1795 defendiendo el gobierno de las turbas monarquistas, y ya para el año 1796, estaba comandando operaciones militares en Italia. Fue popular en Francia, y pasó de Primer Cónsul a Emperador en 1804.  Invadió a España en 1808 e impuso a su hermano, José Bonaparte como rey de este país. Esto provocó un levantamiento popular en la península, una guerra de guerrillas y una crisis de legitimidad en la corona española. Hubo movimientos de resistencia en España, dando inicio a un proceso que, a la larga, impulsaría la independencia de las colonias en América.

Normalmente no relacionamos los acontecimientos del fin de la Revolución Francesa, (su guillotina, su emperador Napoleón y su invasión a España, tan claramente conmemorado por Francisco de Goya), con los acontecimientos en Caracas que se inició en el 1808. El movimiento hacia la independencia de Las Américas comenzó por dos vertientes:

La destitución del rey Carlos IV de España ocurrió principalmente a través de su abdicación forzada en el Motín de Aranjuez en marzo, 1808, que lo obligó a ceder la corona a su hijo Fernando VII. Posteriormente, tras la intervención de Napoleón, ambos fueron forzados a abdicar nuevamente el 5 de mayo de 1808 en Bayona. (Britannica Editores, 2025).

La influencia francesa motivó al reformista rey Carlos IV a cambiar de rumbo.  Estableció controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria gala y puso fin a los proyectos reformistas.  Se inició un periodo de conservadurismo y represión en que estuvieron presentes los funcionarios de la Inquisición.

En las Américas españolas, sobre todo en Caracas, hubo un gran apoyo a Fernando. Como consecuencia, en Caracas donde comenzó toda la agitación separatista de América Latina, hubo bastante rechazo a los principios libertarios que caracterizaron la fundación de los Estados Unidos y el inicio de la Revolución Francesa.

Por el otro lado estaba el “juntismo” venezolano. Inés Quintero (citada por Leal, 2019) sugiere que, al lado del apoyo a la corona española, y en oposición a los franceses, se ocultaban dos designios entre los americanos. Uno era la idea del reconocimiento de las colonias como entidades con derechos iguales a los de la península (sin llegar a la independencia), y el otro era lo de la independencia en sí. Estas dos opciones fueron debatidas en reuniones en Caracas. Este “juntismo” fue activamente reprimida por Fernando de Rojas y Mendoza, gobernador de la provincia de Venezuela. El poder administrativo se ejercía desde Caracas. Todas estas opciones hubieran implicado la investidura de nuevas autoridades, y hubo resistencia entre los que estaban en el poder para no perder sus privilegios.

El nacimiento de ideas independentistas ocurrió a raíz de aspiraciones que tenía ciertos miembros de la élite americana para lograr reconocimiento y “representación” en España, pero no de la España dominado por Napoleón. Hubo mucho apoyo para la restitución de la monarquía hispánica bajo Fernando VII, pero era importante evitar cualquier reconocimiento del gobierno de Napoleón. Los anhelos de mayor poder para los colonialistas, tenían que contemplar la conservación temporal de sus lazos con la península, pero en nombre de Fernando VII. Al lado de estas esperanzas hubo un creciente deseo para independencia.[2]

Leal (2019, p 73) dice al respecto:

“Pero ¿de qué se está hablando cuando en ese contexto se enuncia que “se pensaba establecer la independencia” […]? [… P]rimero, el de crear un gobierno con nuevas autoridades, formado entre otros por criollos principales sin separarse de la Metrópoli […]; segundo, el “juntista”, esto es, […] la eventual usurpación del “pérfido Napoleón” a fin de preservar la soberanía del rey y la integridad de la nación española con la creación de una junta a semejanza de las establecidas en la península […] y tercero, el de la ruptura, separar las provincias de la Península al amparo y protección de Inglaterra sin profesión de fidelidad al monarca cautivo.”

Hubo un largo proceso de debate y “conversación”, que, según Leal (2019) dio lugar a nuevas formas de sociabilidad y la idea de naturaleza de “la cosa pública”.[3] Todo esto aumentó la participación de los coloniales y la resignificación de las opciones que tenían. El gobierno montó un proceso judicial en contra de estos “juntistas” en 1808 quienes propusieron la formación de una junta como las de España (en apoyo a la corona de Fernando). Esto sólo aumentó las tensiones. Poco a poco hubo más apoyo para la idea de una lucha armada para lograr una independencia total de España. Desafortunadamente en Venezuela iba a ser una guerra cruel en que muriera un tercio de su población, y que destruyera la economía.

La "declaración de guerra" de Bolívar en 1813 contra España (llamado el Decreto de Guerra a Muerte) contempló la ejecución de todos los peninsulares que no apoyaran la independencia. Los americanos fueron perdonados, incluso los colaboradores con los españolas. El objetivo era definir la lucha como a una guerra internacional entre Venezuela y España.

La herencia política de esta lucha armada fue mucha inestabilidad en los gobiernos del siglo XIX en Venezuela y el continente. En Venezuela se asomaron diversos caudillos. El país sufrió la Guerra Federal en que la única vía al poder fue la violencia. Finalmente se iniciaron las dictaduras declaradas de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez defendidas por Laureano Vallanilla Lanz (1929) como ejemplos del “gendarme necesario” para poder pacificar el país. Los absolutismos han sido la norma en América Latina.

La militarización del conflicto y sus eventuales costos en vidas y bienes era tal vez evitable. No se puede rehacer la historia. Sólo podemos analizarla para evitar la comisión de equivocaciones similares.

Notas:

[1] Es importante recordar que la influencia de la Ilustración en la fundación de los Estados Unidos fue acompañada por la esclavitud y la masacre de los pueblos indígenas. Por esta razón el país lleva arrastradas complejas sombras culturales. Se explora esto en Cronick (s.f.)

[2] Uno de los primeros voceros de la independencia era Francisco de Miranda, aunque la influencia francesa que tuvo este militante alejó a mucha de la aristocracia caraqueña.

[3] En Cronick (2025) se observa que la idea de “cultural incorpora las ideas de un cambio intencionado y reflexivo” que surgen de las conversaciones entre personas individuales. En este sentido el individuo se ubica en la base del desarrollo de su cultura. Hay claras influencias históricas, y, evidentemente, una desigual participación de las personas de más influencia y poder en la sociedad. Pero esta perspectiva pone la cultura, al fin, “al servicio del bienestar de todos los miembros de la sociedad. Incluso en países donde los líderes han utilizado aspectos culturales para fortalecer su propio poder, la diversidad cultural permite cuestionar algunas prácticas. En Sudáfrica, por ejemplo, el apartheid fue desafiado por miembros tanto de la población blanca como de la negra, y finalmente Nelson Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país.  Tanto él como el anterior presidente (blanco), Frederik de Klerk, compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993 por sus esfuerzos, respaldados por un inmenso esfuerzo colectivo.” 

References

Britannica Editors ( 2025, Oct 10). Ferdinand VII. king of Spain. Historyhttps://www.britannica.com/biography/Ferdinand-VII#ref2716

Cronick, Karen. (s.f.). Democracia y libertad en la construccion de las Americas (Spanish Edition): Cronick, Karen: 9798310595514: Amazon.com: Books. (s. f.). https://www.amazon.com/DEMOCRACIA-LIBERTAD-CONSTRUCCION-AMERICAS-Spanish/dp/B0DX29RL4N   En el blog: karen.blogspot.com/2024/07/democracy-and-freedom-in-construction.html

Cronick, K. 2025. An essay on participation and political consciousness. LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades. 6, 2 (mar. 2025), 1088 – 1102. DOI:https://doi.org/10.56712/latam.v6i2.3685. Also published at: https://reflexiones4-karen.blogspot.com/2025/09/participation-as-ideal-and-as-political.html

Arnold   Hauser  (1951). The Social History of art. (Historia social de la literatura y el arte). P. Varas- Reyes, traductor.  Yorik. https://proletarios.org/books/Hauser-Historia-Social-de-la-literatura-y-el-arte.pdf

Vallanilla Lanz, Laureano (1929). Democratic Caesarism. Caracas: Universal Typography.  https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5Qae2v4tNNwdSJwJDjXy4w7CUWEfhRjm88h6tisaexQJSmN7x2hRlC53hie-vs-HXpf_Wf-Ga2gXZv9todSOsUmbXdles8szWJTFyw_T-WVED8eZZ8W8JfUpQEuakVewwhKLMdiM6G_-4WglSnRgeptAlDpQ-bbwdS41PBjZpMMQySnv-r1Jnja-ljPxL4C0dX-DCXiayZdtMKU_bc4AnXVbKDDoYxJbiSoMsv6fZTWYESOdYVKxIYyRJV-feA1rjLBU9-YUQIxKisQLHw7-J8RqbMpISow

Leal Curiel, Carole (2019). La primera revolución de Caracas, 1808-1812: del juntismo a la independencia absoluta. Caracas: Konrad Adenauer Stiftung; abediciones, 2019.




 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

 
Locations of visitors to this page