viernes, 6 de noviembre de 2009

El Niño Southern Oscillation (ENSO) / Oscilación del Sur El Niño (ENSO)





Esta entrega tiene que ver con el fenómeno del ENSO (por sus siglas en inglés), o la Oscilación del Sur El Niño. Se trata de una recurrente anomalía climática que este año es responsable por grandes males: trágicas hambrunas en Guatemala, la pérdida de sembradíos en Nicaragua y México, la conflagración de los bosques de Colombia y la escasez de agua en Venezuela. En cambio Las Filipinas se casi hunda bajo tifones tan seguidos que los pobladores no tienen tiempo de recuperar de cada inundación cuando ya una nueva se les venga encima.

Hemos sufrido de una ENSO importante cada diez años aproximadamente desde la década del 80 del siglo XX, pero es algo conocida por los pescadores peruanos desde el Siglo XV. Su causa más inmediata tiene que ver con el calentamiento del Océano y este año la temperatura del Pacífico ha aumentado un grado por lo menos (medida en julio). Es decir, a pesar de ser un acontecimiento de vieja data, y algo de que la humanidad en su conjunto siempre haya podido recuperarse, sin embargo ahora la ENSO combina con el otro gran acontecimiento climático de la actualidad: el calentamiento global. Esta vez somos factores causales co-partícipes.

Concentraré mis comentarios en la situación en Venezuela.

Ya he hablado del papel del tráfico y del tale de árboles en la producción de CO2 que contribuyen a los acontecimientos globales. Ahora hablaré de mentalidades.

No sólo tenemos que lidiar con un fenómeno natural, tenemos que salir de algo que metafóricamente podemos llamar la cultura de tribus de cazadores y recogedores de frutas.

Como este ha sido un país tan bendecido –Darcy Ribeiro una vez dijo que habíamos sobornado a la historia debido a la afluencia petrolera- no hemos tenido que pensar que la riqueza y el bienestar se construyen por medio del trabajo y la prevención. Siempre el agua ha caído donde y cuando la hemos necesitado, los minerales han brotado de los suelos, ha habido mucha tierra fértil y hemos vivido en una primavera eterna de tibias brisas de ensueño.

Por esto, no hemos siquiera pensado en los bosques que cubrían las montañas alrededor de Caracas que fueron convertidos en carbón por los leñadores hasta la segunda mitad del Siglo XX. Nadie se acuerda de ellos. Ni podemos recordar que antes pequeños botes podían navegar por el Río Guaire.

Ahora escribo esta nota en un edificio en Los Chaguaramos; debido al estilo de construcción de este espacio necesito un ventilador para no derretirme de calor, y afuera llueve, pero esta lluvia no sirve para aliviar la escasez de agua porque todo va por las alcantarillas hacía lo que ha quedado de aquel río de antaño en Caracas: se une con las aguas contaminadas y termina matando peces en el Caribe. La única lluvia que vale para esta ciudad tiene que caer un las cuencas que alimentan los reservorios de La Mariposa y del Río Tuy. Y allí casi no llueve.

Hay que construir pequeños reservorios por todas las montañas alrededor de la ciudad que podrían servir para cultivar peces en las temporadas de lluvia y para aliviar la sed cuando escasee la precipitación. Los edificios deben tener recolectores para uso propio y los arquitectos tienen que darse cuenta que no vivimos en Nueva York: no necesitamos ni calefacción ni aire acondicionado si permitimos el paso de las corrientes de aire por las estancias que habitamos (el Maestro Carlos Raúl Villanueva sabía esto hace medio siglo y en las casas coloniales aprovechaban de muros gruesos, frondosos árboles y ventilación natural).

En Chicago el Alcalde está promoviendo jardines en los techos de los edificios para aumentar la respiración de agua y la fotosíntesis en la ciudad. En la alcaldía ya se puede ver uno como modelo. ¿Qué Alcaldía en Caracas puede decir lo mismo?

En vez de promover más autos en Caracas hay que asegurar que tengamos un buen sistema de transporte público (cómodo y suficiente) y hay que obligar a los conductores de todos los vehículos a manejar con conciencia colectiva.

Y claro, hay que sembrar. Hay que pensar en algo más del provecho inmediato: sería un buen ejercicio sembrar oliveros en Las Américas porque son árboles que pueden durar mil años, es decir, es una actividad que requiere una larga visión hacia el futuro.

Lo que hay que abandonar es la fantasía que la riqueza y la comodidad van a seguir brotado de las rendijas de la patria.

Referencias:

1. http://www.america.gov/st/env-spanish/2009/July/20090730141845CnirelleP0.1116754.html
2. http://www.rfi.fr/actues/articles/117/article_12856.asp

PD: De nuevo no tengo una linea CANTV y en consecuencia no tengo internet; ya son meses de esta carencia siempre renovada. ¡Creo que CANTV me odia!!

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