viernes, 29 de marzo de 2013

La Corte Malandra


Pasé una tarde muy agradable sobre una silla plástica en el jardín leyendo “De que vuelan, vuelan” de Michaelle Ascencio.
Las horas que pasé con el libro eran placenteras, pero el tema que cito de él es perturbante. Ella habla del “Corte Malandra de María Lionza” que funge de algo así como una instancia purificadora, o de la ablución de la memoria colectiva para las personas relegadas hacia el mundo del delito;  es un recurso para quienes han escogido, o que se han visto propulsados por las circunstancias (Anakë) a la violencia. Se trata de una especie de redención después de la muerte para algunos muchachos violentos, o tal vez una gracia tanto para re-significar un triste estilo de vida como un recurso para evadir las consecuencias emocionales por los crímenes que han cometido.

Es otra cara tragica de la violencia donde quienes leemos y luego escribimos sobre ella quedamos como parte de un coro griego del teatro antiguo.


Voy a repetir aquí un par de párrafos tomadas de las páginas 82-83. Michaelle Ascencio dice:
Para Clarac, que ha estudiado este culto en la región andina, el carácter antisocial de estos muertos milagrosos es notorio. Los ‘muertos milagrosos’ son, ahora y dentro de la religión de María Lionza, individuos que tuvieron una vida licenciosa…. y terminaron en una muerte violenta causada, la mayoría de las veces, por enfrentamientos con la policía. La cualidad que los devotos subrayan en estos muertos es la de ser ‘humanitarios’ (‘era un hombre muy bueno, muy humanitario, en contra de la desigualdad social, ayudaba a los pobres…’; ‘era un hombre muy valiente, respetuoso de los demás, siempre quiso a su mamá…’) Iguales características tienen los integrantes de la Corte Malandra. Clarac interpreta esta inclusión de espíritus de ‘muertos’ como una respuesta a la violencia y al miedo que caracterizan a la sociedad actual: los personajes violentos y muertos por la violencia tendrían ahora, por el halo que la muerte concede, el poder de ahuyentar la violencia y el miedo, el poder de proteger a los vivos contra ambas, y el poder de luchar contra la angustia que genera una sociedad percibida como poco humanitaria. …. Surge entonces una interpretación distinta de la marginalidad y del comportamiento antisocial en la medida en que favorecerían la comunicación con los espíritus y la incorporación al panteón de las deidades, como si se tratara de una compensación, en el mundo imaginario, de las miserias del mundo real…. Cerramos este punto con una oración que adquirimos recientemente en una perfumería en el centro de Caracas, en la que aparece un joven vestido con corbata, lentes oscuros y boina, en actitud retadora. En el reverso de la estampa se lee: ‘El Ratón Controversial malandro al que se le atribuyen poderes mágicos, inclusive hasta hacerse invisible. De gran calor humano y espíritu de colaboración sin límites. Protege a aquellos que le rezan.’ Sin comentarios de nuestra parte.
Referencias.
1. Michaelle Ascencio (2012) De que vuelan, vuelan. Caracas: Editorial Alfa.
2. Imagen de los Santos Malandros: http://www.google.co.ve/imgres?imgurl=http://2.bp.blogspot.com/-OIgwTiMeZ74/TVVygCQvD2I/AAAAAAAAADI/X4lCrKZzncY/s1600/1990%2Bcorte%2BMalandra.0.jpg&imgrefurl=http://espirtismovzla.blogspot.com/p/corte-cale-malandra.html&h=709&w=709&sz=73&tbnid=CzZpAq6MAi7PlM:&tbnh=90&tbnw=90&zoom=1&usg=__IbgRgowx6l3p9E0jbhIS7XDFL9U=&docid=aTGaJ-VP_-PouM&hl=es&sa=X&ei=9EJWUa3qA4aO8wSs7oGQDA&ved=0CDQQ9QEwAg&dur=76

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