Quisiera reflexionar sobre la terminología política en
Venezuela.
Primero el adjetivo “fascista” se ha quedado como un insulto
vacío y sólo sirve como un proyectil de agresión.
Segundo las palabras “derecha” e “izquierda” esconden
múltiples matices y con frecuencia disimulan la verdad.
La Oposición:
Yo por ejemplo me he considerado aliada con la izquierda, pero
me identifico con la Oposición. Creo en: a) un capitalismo estrictamente
controlado, b) límites sobre el crecimiento de corporaciones, c) límites en la
distancia entre los sueldos más altos y los más bajos y d) impuestos que
permiten costear los sistemas de salud, educación e infraestructura. Creo en un
sistema democrático con una presidencia más bien débil frente a un parlamento
fuerte (asamblea, congreso, “house of commons”, etc.) que esté regido por claras reglas de debate y
votación. Creo firmemente en la transparencia del gobierno y la observancia rigurosa
de los derechos humanos.
Hay muchas personas que comparten los mismos ideales, pero en
la Oposición hay también personas que apoyan sistemas presidencialistas; en “este
lado” de la confrontación incluso hay
personas que creen en el ideal de un capitalismo irrestricto en el
estilo del Siglo IXX, o que defienden las grandes corporaciones como verdaderos
benefactores. A pesar del énfasis de los líderes de la Oposición en protestas
pacíficas hay participantes que justifican el empleo de la agresión en las
manifestaciones.
El gobierno
En el gobierno también hay de todo: por un lado hay líderes
que defienden una ideología. Por otro hay pretendientes a una dictadura; hay
quienes justifican cualquier atropello para mantenerse en el poder. Esta última
facción no pueden llamarse “izquierda”: está igual a todos los tiranos en la
historia que quedan agarrados a un poder mal habido.
Pero además hay defensores del gobierno que sueñan con una
democracia que apoya y sostiene a los más necesitados: aspiran a un mundo mejor
y más amable donde todos tienen su casa, suficiente comida y dignidad.
Coexisten quienes defenderían su Revolución con cualquier
atropello y otros que aborrecen actos violentos.
¿Qué es mi punto central?
Es esencial que debatamos qué son nuestros anhelos para
Venezuela. Las divisiones actuales gobierno/oposición son artificiales y aun
peligrosas. La Oposición puede argumentar que “por ahora” necesitamos un
sentido de unidad para acabar con los mandatarios actuales, pero al hacerlo hay
que encarar dos consecuencias negativas: a) se corre el riesgo a defender la
nada, es decir cambio por sí mismo, cambio de liderazgo sin más sutilezas, y b)
se pierden muchos posibles seguidores que apoyarían una visión concreta de una Venezuela
verdaderamente “mejor”. Se puede apreciar este fenómeno en la división
geográfica de la política en Caracas: los “rojos” por el oeste y los demás por
el este.
Esto no sería concebible excepto debido a las lealtades ciegas de clase
social: en vez de hablar de ideas hablamos de desconfianzas basadas en nivel
socioeconómico.
Referencia:
La caricatura es de Zapata y fue publicado en El Nacional. No tengo más datos porque me llegó de una amiga como un recorte.
Referencia:
La caricatura es de Zapata y fue publicado en El Nacional. No tengo más datos porque me llegó de una amiga como un recorte.